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viernes, 18 de marzo de 2011

Como si de películas hablaramos...

       Siempre soñé con un amor de película, esos que te prometen la eternidad y luego desaparecen. Cargados de emociones y altibajos, dejándote el alma débil y sediento de más y más amor.
Pensaba que no podía faltar en mi vida un chico moreno con chupa de cuero que me provocara una nueva sensación. El típico tío que mientras te besa, posa su mano en tu nuca creando esa sensación de sentirte en las nubes, mientras le ruegas a lo inexistente que eso nunca termine. El mismo al que miras y ves imposible que te dedique sus te quiero. El chico que recorre tu cuerpo delicadamente, suave…mientras hace que reine en ese momento su experiencia y tu inexperiencia. Te da igual, te sientes princesa de su vida, reina de su universo, y darías lo que fuera por conseguir la inmortalidad para vivir eternamente junto a él.
*Afortunadamente, no sigo esa regla, intento romper la monotonía de las películas de amor. Estoy enamorada. Puedo llegar a sentirme más que princesa, incluso más que reina. Me siento él, es decir, formo parte de él, y me encanta. Me encanta creerme especial por llenarle el cuarto de confetis, disfruto pintándole en el pecho mi nombre, y más aún cuando intento contar los te amo que me dedica… Me encanta él, y nada ni nadie podrá evitarlo.
“Los sueños pueden variar, y más si se trata del propio inesperado Señor Amor”

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