Seguidores

sábado, 20 de agosto de 2011

Adiós forzoso.


Cerró los ojos y se zambulló en sus más profundos sueños. Por su rostro se podría tratar de un sueño bastante hermoso que no consigo imaginar. Su cabeza apoyada en mi pecho y una mano sobre mi mano, sus cabellos dorados algo revueltos, como de costumbre y su piel tibia. Para mí era una figura bastante deseable, semejante a un ángel. Cualquier persona que le viera en ese estado de simpleza y pulcritud se fijaría en él. Sin embargo, en ese momento tan solo estábamos acompañados de la suave brisa de otoño, en un lugar apartado de la ciudad con vistas al tranquilo mar dónde reposaban varios barcos veleros…  

Verle así me hizo recordar todo lo vivido juntos, las imágenes de esos recuerdos inundaron mi mente, tan presentes en mi vida como imborrables en mi corazón. No pude remediar derramar varias lágrimas que tímidamente caían sobre la tez de Javi, creo que los recuerdos se habían apoderado de mi ser. Paulatinamente éste despertaba dejando ver sus grandes ojos grisáceos, donde me encantaba perderme a menudo. Sin poder evitarlo mis mejillas adoptaron un color rojo fuego, mientras en mi cara se dibujaba una sonrisa tonta y picarona, supongo que serían los efectos secundarios del estar enamorada.
No obstante él seguía sobre mi pecho mirándome, sin decir ni una sola palabra, mientras yo intentaba leerle la mente, pero no lo conseguía como era de esperar.  Decidí perderme en el gris de sus ojos mientras recordaba nuestro primer beso.

    -Corríamos por aquel colegio. Notábamos las losas frías bajo nuestros pies, nos daba igual, me perseguías mientras escondía tu móvil por alguna parte de aquel enorme colegio, tú lucias tu mayor sonrisa.
   
    -Y a ti te brillaban los ojos asombrosamente.

 Javi hace ademán de fastidio por la interrupción, me pide que le deje acabar y yo por supuesto le dejo, pero antes trago saliva y respiro hondo.
  
    -Corríamos alrededor de una columna, reíamos como dos enanos, uno detrás del otro. Recuerdo que tan solo se nos oía a nosotros. El eco retumbaba. Terminaste espaldas a la pared, mis manos se deslizaban suavemente por tus caderas. Me sentía feliz. Mis labios se perdían en los tuyos, se deslizaban suavemente, con lentitud, sin prisas. Nuestros ojos permanecían cerrados, relajados. Mi corazón latía con fuerza… Nuestro primer beso, ¿Lo recuerdas?

    -Quería que ese momento fuera eterno, un beso eterno, para siempre…
El silencio reina en ese instante, dos minutos que parecen eternos. No podía creerme que Javi lo recordara tan bien, y menos aún que fuera capaz de soltármelo así de golpe, siempre he pensado que era muy poco predecible, pero no hasta ese punto.

    -Claro que lo recuerdo, un seis de Julio inolvidable.

Pícaro me mira y sonríe mientras se incorpora sin dejar de mirarme y suelta una carcajada dejándome algo extrañada, pero  me alegra que lo haga y yo también rio sin saber exactamente de qué.
  
    -¿Sabes? También recuerdo nuestro último beso.

Y nada más terminar de pronunciar la última letra de la última palabra dicha, me besa mientras se abalanza sobre mí. Noto el húmedo césped en mi espalda, pero me da igual. También noto su torso desnudo sobre mi pecho y sus manos que recorren mi pierna sin dejarse ni un milímetro de esta.
-        
                      - Pues espero que no sea el último, porque espero darte un millón más.
-           
          -¿Sólo un millón?

En realidad me encantaría estar besándole todo el día. Despertarle a besos y dormirle igual. Pero un millón me parecía una buena cifra, aunque para Javi nunca nada es suficiente, y eso me encanta.

-            -No, prometo besarte hasta desgastarte esos labios que tanto me gustan.

-            -Pues yo prometo besarte hasta el día en el que me muera.

Noto una presión en el pecho, me duele esta situación. Javi se incorpora poco a poco, al igual que poco a poco su sonrisa disminuye junto a la mía. Su silencio no me ayuda nada, es más me incomoda. De golpe lo noto abatido, débil. No le veo la cara, permanece con la cabeza gacha. Debo pensar algo rápido, algo para distraerle de eso que tanto nos hiere.

-          -Te quiero.

El susurro de un te quiero al oído puede ayudar mucho. Puede hacerte olvidar tus problemas y darte cuenta que la persona a la que quieres está a tu lado, aunque lo único que he conseguido con esto, es descubrir una lágrima que caía con un parpadeo y tras esta, muchas más. Se hace el duro como de costumbre, es la primera vez que le veo llorar. No tarda en secarse las lágrimas.

- Clara, odio esta situación, odio pensar que en un tiempo cercano tenga que decirte adiós, no me imagino el momento que cierre los ojos para siempre y nunca más te pueda volver a ver por culpa de esta maldita enfermedad.

No puedo evitar llorar. No quiero pensar en un adiós para siempre. Debo reconocer que desde el día que me confesó su enfermedad algo me come por dentro. Debemos vivir el día a día al máximo y juntos. Inevitablemente tenemos la despedida presente, por mucho que nos dañe, ahí estará. 

- Cada noche antes de dormir, cuando pienso en lo mejor del día siempre apareces tú, con esa mirada profunda y alegre... Entonces es cuando me doy cuenta de que si me faltaras, nada sería igual, todo perdería esa emoción que hace que las cosas sean tan especiales y mi vida volvería a cambiar por completo, ahí es cuando me doy cuenta de que tú me haces feliz.

Me besa con los ojos encharcados de lágrimas, y yo, sigo llorando.
Pero enseguida sonreímos. Sonrío por tenerle a mi lado y por haberle conocido, y por amarle como nunca jamás volveré a amar.

-Mi amor, gracias.

-Clara, ¿gracias por qué?.

-Por ser como eres y por hacerme la chica más especial del universo.

Él sonríe.

-Te debo una. Por haberme hecho tan feliz todo este tiempo.

Me mira y sonríe. Le amo.

viernes, 19 de agosto de 2011

Me enamoras


Cerró los ojos y se zambulló en sus más profundos sueños. Por su rostro se podría tratar de un sueño bastante hermoso que no consigo imaginar. Su cabeza apoyada en mi pecho y una mano sobre mi mano, sus cabellos dorados algo revueltos, como de costumbre y su piel tibia. Para mí era una figura bastante deseable, semejante a un ángel. Cualquier persona que le viera en ese estado de simpleza y pulcritud se fijaría en él. Sin embargo, en ese momento tan solo estábamos acompañados de la suave brisa de otoño, en un lugar apartado de la ciudad con vistas al tranquilo mar dónde reposaban varios barcos veleros…  

Verte así me hizo recordar todo lo vivido juntos, las imágenes de esos recuerdos inundaron mi mente, tan presentes en mi vida como imborrables en mi corazón. No pude remediar derramar varias lágrimas que tímidamente caían sobre la tez de Javi, creo que los recuerdos se habían apoderado de mi ser. Paulatinamente éste despertaba dejando ver sus grandes ojos grisáceos, donde me encantaba perderme a menudo. Sin poder evitarlo mis mejillas adoptaron un color rojo fuego, mientras en mi cara se dibujaba una sonrisa tonta y picarona, supongo que serían los efectos secundarios del estar enamorada.

Bye bye

No me entiendo ni yo, no sé cómo voy a estar dentro de una hora y menos dentro de dos, lo que sé es que no tengo ganas de nada, bueno en realidad sí. Tengo ganas de tumbarme en mi cama, abrazar a mi oso de peluche mientras el aire acondicionador choca en mis pies y me congelo de frío, escuchar algo de música, cerrar los ojos y soñar, soñar con un viaje a Nunca Jamás, al país de Nunca Jamás, dónde nunca jamás te veré…

miércoles, 17 de agosto de 2011

Como la pescadilla que se muerde la cola...



Hoy Es uno de esos días en los que todos y cada uno de esos planes que tenías se van a la mierda, pero no por nada en especial, sino por mí, y claro está que por ti también.
Sí, y me siento diferente, creo que hasta me siento feliz porque he hecho algo que quería hacer, y me apetecía, me apetecías, sí.

-Nunca olvides que te amo, mucho, muchísimo, eres mi todo…
Sonríe aunque sea forzando...

lunes, 15 de agosto de 2011


Vale, me declaro acosadora y confieso que me muero por verte de nuevo, me da igual cómo o con quién, simplemente quiero volver a verte cueste lo que cueste y pase lo que pase, por eso me paso todo el día preguntándole a gente que por dónde andas y qué tal te va, por eso coincidimos en los sitios más absurdos dónde nunca pensaste que me verías y te sonrío como una boba, imaginando cómo serían los días contigo, paseando de la mano hasta ninguna parte, incluso cada noche me imagino las miles de formas que hay de besarte, pensarás que estoy loca, pero sueño cada noche con que eres tú el que me persigue a mí, que eres tú el que sueña con besarme y eres tú el que me sonríe como un bobo…